Para desarrollar una preparación de terapias con plasma, luego de la valoración dermatológica que te hará nuestra profesional (historia clínica y exploración física con toma de imágenes clínicas), se extraerá un poco de tu sangre y se colocará en una centrifugadora, que es una máquina que separa la sangre en sus componentes. Las plaquetas se separan de las otras células sanguíneas y se concentran en el plasma unas 5 a 10 veces más de lo normal (por lo que aumenta la cantidad de factores de crecimiento).
Esto es lo que se conoce como plasma rico en plaquetas (PRP). Su alta concentración de factores de crecimiento ayuda a que se generen nuevos vasos sanguíneos en la zona en que se coloque, haciendo llegar más nutrientes y contribuyendo al aumento de células y de fibras, como el colágeno y la elastina, que dan consistencia a la piel.
Según los hallazgos y objetivos terapéuticos establecidos, nuestra profesional podría optar por realizar un preparado llamado plasma rico en fibrina (PRF), que es una forma avanzada de PRP y que contiene una mayor concentración de fibrina, glóbulos blancos, plaquetas y una pequeña cantidad de células madre.
Una vez preparado el PRP, se procederá a infiltrar, mediante unas agujas muy finas, la zona de la piel o del cuero cabelludo que queramos tratar; o a colocar en las capas más profundas de la piel, si se trata del PRF. Ambas técnicas son mínimamente dolorosas y con ellas se consiguen muy buenos resultados:
• En el caso de la infiltración del cuero cabelludo para el tratamiento de la alopecia (plasma capilar), se consigue la aparición de pelo nuevo y el aumento del grosor del ya existente.
• En el caso de la infiltración de la piel, se consigue aumentar la elasticidad, disminuir la flacidez, aumentar la luminosidad y disminuir las arrugas.
Una de sus principales ventajas es que es un producto que se obtiene del propio paciente, por lo que no ocasiona problemas de alergias ni de rechazos.